El arrepentimiento implica mucho más que pedirle perdón a Dios.

Written on 04/14/2020
Casa de Oracion CHURCH


Siempre corremos el peligro de que se apodere de nuestras vidas la religiosidad que tanto atrae a los seres humanos. Ella nos ofrece una conciencia tranquila a cambio de algunas prácticas que, «en teoría», satisfacen las demandas del Señor. La Palabra, no obstante, señala que fuimos llamados a una relación de intimidad con Dios y no podemos cultivar con nadie una relación significativa si la limitamos a algunos pocos ejercicios rutinarios.

Tenemos que permitir que el Espíritu examine nuestros corazones y traiga a la luz aquellos asuntos que ofenden al Señor. Es a este nivel de compromiso que apunta el profeta Joel 2:13

Pedro, cuando se postró a los pies de Jesús, proclamando su condición indigna delante del Hijo de Dios Lucas 5:8. Solamente el Señor puede generar el legítimo arrepentimiento espiritual (2 Timoteo 2:25). Debemos preguntar, entonces, ¿cuál es nuestra responsabilidad en el proceso, si nosotros no podemos producir ese quebranto interior que Dios busca?

En primer lugar en nuestras oraciones, hacemos algunas declaraciones tales como: «Señor, te pido perdón por cualquier pecado que pueda haber cometido contra tu persona.» Tales expresiones son muy generales como para tener algún valor. El pecado es un asunto demasiado serio como para encerrarlo en una sola frase.

En segundo lugar, tenemos que permitir que el Espíritu examine nuestros corazones y traiga a la luz aquellos asuntos que ofenden al Señor. Solamente con pedir discernimiento podremos comprobar cuanto anhela limpiarnos el Señor, pues no tardará en responder a nuestro pedido.

En tercer lugar, podemos saber que el verdadero arrepentimiento va a acompañado de señales externas que no pueden ser fabricadas: el quebranto, el lamento y las lágrimas. Tales señales pueden ayudarnos a diferenciar un arrepentimiento superficial de aquel que viene de lo más profundo de nuestro corazón.